Todo sigue igual... nada ha cambiado en el estadio de la “gran vergüenza”
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La “indiferencia” y la falta de “vergüenza” continúan siendo los “principales atributos” que exhiben con orgullo los responsables del cuidado o mantenimiento de un escenario deportivo que lleva el nombre y apellido de un SEÑOR al que “lamentablemente” se lo está ofendiendo con el aspecto desprolijo que hoy presenta nuestro Estadio Oficial al cuidado de la Liga Formoseña de Fútbol.
Con una serie de ilustraciones gráficas que certifican la veracidad de los comentarios, se viene insistiendo a través de “El Comercial” sobre la necesidad inmediata de planificar una tarea tendiente a refaccionar totalmente los diversos sectores de un estadio que, alguna vez fue “orgullo de la región” para convertirse en la actualidad en “la gran vergüenza” de los formoseños.
Cuesta creer la existencia de una creciente inoperancia por parte de los mal llamados “dirigentes deportivos”, quienes, lejos de esmerarse en el desarrollo de una tarea eficiente, en favor de la institución que representan, se desviven por sacar provecho personal del cargo que lamentablemente ostentan, gracias a los votos-en cada asamblea- de los “serviles de siempre” quienes, también llevan “agua para su molino”.
Todo abandonado
Nada positivo puede rescatarse hoy del Estadio Oficial. Desde el mismo frente (por la avenida Gutnisky ) hasta la parte posterior del terreno, se puede observar una serie de falencias, no sólo en lo estrictamente edilicio, sino también en lo sanitario.
Ya se puntualizó sobre la necesidad de actuar con urgencia ante el evidente deterioro del “talud” que sostiene toda la estructura en el sector de plateas.
Los profundos “pozos” existentes están debilitando el sostenimiento de las bases y se estima que con una elevada concurrencia de público en ese lugar, se podría agravar la situación y en el peor de los casos ya tendría que pensarse en un derrumbe con nefastas consecuencias.
Los sanitarios
Las fotos que ilustran el presente comentario son muy elocuentes. Los baños existentes en el sector de plateas y populares muestran las secuelas que está dejando la falta de higiene y mantenimiento de un lugar muy importante para la salud de los asistentes a los espectáculos.
Muchos aficionados ya resolvieron no utilizar los baños cuestionados, pero si lo hacen en los sectores adyacentes, preservando la salud y evitando los malos olores. A esta altura del comentario uno se pregunta: Qué hace el organismo que controla el estado de las instalaciones sanitarias en los estadios deportivos?
El aspecto “impresentable” que hoy tienen los baños públicos en el “Antonio Romero” obliga a las autoridades competentes a constituirse en el lugar y observar la veracidad de nuestras afirmaciones, pero con la obligación de actuar en defensa de la salud pública y obrando en favor de los aficionados que “sin saberlo” están contaminados y que son perjudiciales para la existencia de cada uno de ellos.
La indiferencia
Es muy elocuente que los responsables de la “vergüenza formoseña” no demuestran la mínima intención de comenzar a solucionar los muchos problemas del Estadio Oficial. La falta de iniciativa es total y absoluta. Nadie mueve un dedo para recuperar el escenario deportivo, máxime en ésta época del año donde regularmente vienen a competir en Formosa representaciones de otras provincias con la desagradable sorpresa de observar el calamitoso estado de los vestuarios, sanitarios, sector de populares, gradas de las plateas, cabinas radiales, etc.
Y nos acordamos del Defensor del Pueblo. Será que su investidura le puede permitir una visita al estadio para observar detenidamente los diversos sectores y obrar en consecuencia?
Un ferviente deseo
Con esta publicación, “El Comercial” pretende llamar a la reflexión a los dirigentes deportivos, muy especialmente aquellos que conforman el Comité Ejecutivo de la Liga Formoseña de Fútbol. La tarea de reconstrucción no va a resultar fácil.
Es mucho lo que se debe trabajar para recuperar con un mejor nivel nuestro estadio… pero si se deja de lado la indiferencia, se hace desaparecer la arrogancia y se aporta una dosis de buena voluntad, es probable que cambie el concepto de todos hacia los que hoy “manejan a su antojo” el fútbol capitalino.
*Fuente El Comercial de Formosa